martes, 17 de diciembre de 2019

Malestar Navideño: ¿fobia a la navidad?




La Navidad es por convención social el momento más feliz del año. Hacemos que los niños se ilusionen y emocionen con la sola mención de la fecha, construímos una situación idealizada, una etapa en la que parece que todos deberíamos sentirnos eufóricos, exultantes, familiares y amorosos. Sin embargo, esta situación no es así para todo el mundo. 


La Navidad puede ser una fiesta bastante desagradable para muchas personas debido a diferentes motivos. Por un lado, para aquella gente que se encuentra sola, que vive lejos de su familia o haya perdido a un ser querido, al encontrarse con las expectativas de grandes reuniones familiares, transmitidas a través de los anuncios navideños, películas y series, o fiestas donde todo el mundo tiene a todos aquellos a los que quiere en su vida, o se muestran en plenitud emocional, puede hacerles sentir insatisfechos, frustrados y solos. Esta situación, producida por el contraste de la imagen que se tiene de las fiestas y la real, puede producir emociones negativas de frustración y desesperación, conllevar una sensación de tristeza e incluso producir enfado, no tanto con los demás, sino con uno mismo.

En estas fechas solemos reflexionar sobre nuestra vida, si estamos desarrollandola de forma adecuada a lo que queremos o si por el contrario estamos errando en nuestra forma de conducirnos. Esta reflexión, cuando está guiada por el pesimismo, puede resultar en síntoma parecidos a los de la depresión o incluso la fobia, produciendo un rechazo a las Navidad por aquello que representa y nosotros no encontramos en nuestras vidas. Sin embargo, habría que desterrar el mito o imagen de que las navidades son felices de por sí y que si nosotros no lo somos hay algo malo dentro de mí.
El recuerdo de un ser querido que ya no está, el estrés diario y las preocupaciones, los problemas que surgen a lo largo de la vida de todas las personas, parecen resaltar como mancha negras sobre un lienzo blanco, como si brillaran en la oscuridad, pero eso es tan solo una sensación aparente, es la percepción de que en esta época somos los únicos que sufrimos, que al contrario de nosotros todo el mundo lo pasa bien y disfruta de unas fiestas felices. Las redes sociales, por otro lado, ha conseguido agudizar esta sensación. El expositor en el que se convierten potencian esta interpretación errónea de la realidad social.

Es cierto que podemos recordar Navidades idealizadas cuando éramos niños pequeños, cuando no teníamos preocupaciones y nuestros padres se encargan de nuestra seguridad y protección y de organizar las fiestas para nosotros. Pero tenemos que tener en cuenta que todos, incluso los influencers y estrellas que se muestran idealizados, tienen problemas, añoran a gente, tienen momentos de tristeza y ansiedad, solo que no se muestra.

Para combatir esta tristeza asociada a la Navidad debemos ser sinceros con respecto a nuestras emociones, aceptarlas como algo natural y no sentir vergüenza ni frustración por ellas, buscar apoyo en los demás, en los que más nos quieren y hablarles sobre cómo nos sentimos, pues descubriremos que no estamos solos y nos ayudará a sentirnos comprendidos. También es importante ser empático y comprender las emociones de los demás, pues puede que muestras de felicidad exacerbadas o de afectividad exagerada cuando no estamos acostumbrados o no nos sentimos bien puedan llevarnos a sentir molestos y estresados, pero, a la vez que hablamos de aceptar nuestras propias emociones para sobrellevar mejor esta situación, también debemos ser comprensivos con las emociones y sentimientos de los demás.

Por otro lado, existe gente que ya se ven afectadas por diferentes fobias, como la agorafobia (el miedo a los espacios abiertos y las multitud) o fobia social (dificultades para integrarse en grupos sociales) o por otras afecciones emocionales (depresión, problemas de ansiedad, etc.). Para estas personas la navidad puede convertirse en un reto extremadamente costoso cuando no pueden evitar situaciones que le generen ansiedad y por lo tanto necesitan en estas fechas más ayuda de lo habitual. Por ese motivo debemos también ser comprensivos con las actitudes de los demás, pues en Navidad podemos encontrarnos en situaciones que no nos resulten naturales y cómodas y requieran de un mayor esfuerzo por nuestra parte que en ocasiones no tenemos la facultad de realizar.

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