jueves, 26 de marzo de 2020

Labios rojos en tiempos de Coronavirus


Ante la actual crisis a la que nos enfrentamos existen diferentes estrategias de afrontamiento. Muchas páginas de psicología, blogs, youtubers de divulgación científica y hasta el propio Colegio de Psicólogos están compartiendo pautas y métodos para confrontar la ansiedad que se deriva de la situación de aislamiento, incertidumbre y miedo ante la amenaza del Coronavirus. Sin embargo, si algo me ha llamado la atención es que en tiempos de dificultad, tales como el actual, las mujeres suelen tener una estrategia de afrontamiento que, a priori, nos podría parecer extraña: pintarse los labios de rojo.



No fui yo quien me di cuenta de este fenómeno, sino mi pareja, que tras ver en televisión a diferentes periodistas y expertas haciendo declaraciones en los espacios informativos percibió que la mayoría de ellas utilizaban pintalabios rojos cuando con anterioridad no era tan habitual. Este hecho, una vez que me puse a investigar, se ha repetido asiduamente crisis tras crisis y al parecer tiene una causa puramente emocional, pero promovida a su vez por cuestiones económicas y psicológicas.

En lo que respecta a los problemas puramente económicos, las personas en épocas de bonanza o estabilidad tienden a tener proyectos, a invertir en coches, viviendas, cambio de mobiliario, caprichos, etc. Sin embargo, una vez que llegan las vacas flacas, este tipo de conductas consumistas tienden a decaer, puesto que no se puede hacer frente a estos gastos. Una conducta sustitutoria sería la comprar pequeños caprichos que además nos hagan sentir bien, que nos hagan tener una buena apariencia y que, a su vez, sean asumibles. Un buen pintalabios, uno caro, puede costar unos treinta euros, nada que ver con un buen bolso o un vestido caro que puede superar los doscientos o trescientos euros, cuando no más de mil. Por ese motivo, ante la pérdida de poder adquisitivo, una forma de seguir dándonos pequeños "premios" es elegir la compra de artículos pequeños pero de calidad, que no requieran de un gran desembolso económico y que además sea perdurable en el tiempo, puesto que un buen pintalabios puede durar mucho tiempo.

Por otro lado está el factor psicológico que, aunque soterrado, también estaba bastante presente en el anterior punto. Un estudio realizado en 2012 por investigadores de la Texas Christian University en Fort Worth, en Estados Unidos, encontró que las mujeres tienden a comprar productos que las haga hacer sentir más guapas, seguras de sí mismas y atractivas en épocas de crisis. Esto hace del pintalabios rojo un producto tremendamente llamativo, tanto por su versatilidad, pudiendo darle diferentes usos más allá de la simple barra de labios, como su precio, que como ya hemos comentado antes, por muy bueno que sea el producto, nunca será un artículo prohibitivo.

Según esta misma investigación, la marca L'Oréal, una de las marcas más reconocidas a nivel mundial en artículos de cosmética, incrementó sus ventas un 5,3% en plena crisis económica.

Por otro lado, existen también los detractores de esta teoría, denominada Teoría de los pintalabios rojos (The Lipstick Effect), que afirman que la venta de pintalabios y cosmética en general también puede aumentar en tiempos de bonanza y no únicamente durante periodos de crisis económica y social, y que por lo tanto no existe una correlación clara sobre este fenómeno como para tomarlo como algo serio y a tener en cuenta.

Sea como fuere, esta percepción de que en tiempos convulsos, como lo fueron el crack del 29, la 2ª Guerra Mundial, los atentados del 11 M o la crisis económica de la década pasada, se intenta aparentar un mayor estado de seguridad y buena apariencia en contra de cómo nos sentimos realmente, se ha mantenido a lo largo de los años y esta teoría ha ido cogiendo impulso debido, tal vez, al mensaje que conlleva.

Ante momentos complicados, donde nuestro futuro es un elemento incierto, los humanos intentamos siempre mostrar lo mejor de nosotros mismos del modo en que sabemos. Muchas veces el método será incorrecto, nos equivocaremos en nuestro objetivo o erraremos en trasladar nuestras intenciones al prójimo; haremos daño pensando que hacemos lo correcto e incluso haremos lo correcto aunque a otros les duela, pero siempre intentaremos sobreponernos, levantarnos de nuevo ante la incertidumbre y el desasosiego que nos inunda, adaptandonos tan rápidamente que ni siquiera nosotros somos conscientes de ello y cuando lo pensamos y reflexionamos con profundidad, nos parece irreal. En tiempos como los actuales, donde de todos depende el mañana, aunque no podamos nada más que quedarnos en casa, que dar consuelo a aquellos que peor lo están pasando, que aportar nuestro granito de arena, queremos hacer ver a los demás que nosotros aún nos mantenemos en pie, que de nosotros no deben preocuparse, que tenemos entereza de sobra para acarrear a nuestras espaldas el momento y descargar a los demás de su preocupación por nuestro estado.

Es el momento de aportar todo lo que podamos, #YoMeQuedoEnCasa.

2 comentarios: