jueves, 28 de mayo de 2020

Ansiedad Generalizada: ¿Qué es y cómo combatirla?



La vuelta a la nueva normalidad, en realidad, un oxímoron imposible de comprender por más que lo intentemos. Si algo es nuevo o diferente no es normal y nuestra mente, aunque sea a nivel emocional, lo sabe. Procuramos racionalizar este hecho, ésta realidad que nos ha tocado vivir y, sin embargo, algo dentro de nosotros no termina de encajar. Nos sentimos nerviosos, aprensivos ante la vuelta al mundo real que hay fuera de nuestras casas. Si en estos últimos días has tenido en algún momento esta sensación, no te preocupes, es normal, es la manera en que tu cerebro procesa todo este cumulo de emociones que nos ha producido esta difícil situación. Pero, ¿qué pasa si este estado de ansiedad se prolonga demasiado en el tiempo y nos impide llevar a cabo nuestro día a día?


Durante dos meses nos hemos visto obligados a recluirnos por nuestra propia seguridad y esto ha venido acompañado de un aluvión de sentimientos como miedo, incertidumbre, nerviosismo, e incluso enfado e indignación. Este cúmulo de emociones, representaciones del procesamiento cognitivo de una situación estresante y muy exigente para nuestras mentes, puede traducirse con el tiempo en la aparición de ciertos problemas derivados. Uno de los más comunes y incapacitantes de estos problemas es la ansiedad generalizada. Este tipo de ansiedad, se caracteriza por una preocupación desmedida por determinados asuntos, por pensar obsesivamente en planes para resolver las peores situaciones posibles, percibir situaciones o circunstancias como amenazantes aunque no lo sean, percibir una dificultad excesiva para lidiar con la incertidumbre, indecisión, incapacidad para dejar a un lado alguna preocupación, dificultad para concentrarse (tener la mente en blanco) y sentir un nerviosismo excesivo.

Como se puede comprobar, este tipo de síntomas, que bien pueden haber sido normales en la situación en la que nos hemos encontrado, si se alargan en el tiempo y se cronifica, pueden llegar a generar un gran problema en la vida personal y laboral de cualquier persona. Una persona que no puede dejar de lado sus preocupaciones ni un solo momento, se encontrará tensa, nerviosa y tendrá dificultad para concentrarse en cualquier otro asunto que no sea la problemática que ocupa su mente. Esto, cuando se perpetúa durante un periodo prolongado más allá de lo puramente ocasional, nos lleva a desarrollar síntomas asociados a un elevado estrés y, por tanto, desgaste. Estos síntomas pueden ser:

  • Fatiga
  • Problemas para conciliar el sueño
  • Tensión muscular o dolores musculares
  • Temblor, agitación
  • Nerviosismo o tendencia a los sobresaltos
  • Sudoración excesiva
  • Náuseas, diarrea o síndrome del intestino irritable
  • Irritabilidad emocional

Lo peor de la ansiedad generalizada es que no siempre viene acompañada de una preocupación concreta, sino de una sensación de que algo malo está por venir, o simplemente de un miedo indiscriminado y no reconocible. Además, en la población infantil se manifiesta de manera diferente que en los adultos, por lo que muchas veces pasa desapercibida (más información en el articulo "Problemas de Ansiedad en Niños"). Esta situación la hace aún más difícil de combatir debido precisamente a su naturaleza y, con el tiempo, puede extenderse a otros ámbitos de la vida donde antes no suponía un problema. 

Y, ¿cómo podemos combatir este tipo de problemática?


Siempre que el problema no haya pasado la barrera de lo circunstancial y simplemente estemos lidiando con la problematica de los primeros síntomas de estrés o ansiedad leve, existen diferentes métodos para mejorar nuestra situación. Por un lado, el deporte regular ayuda a combatir la tensión acumulada en el día a día, liberando endorfinas en nuestro torrente sanguíneo que nos hacen sentir mejor (por algo se les llama la hormona de la felicidad); aumentando la saturación de oxígeno en sangre, mejorando el funcionamiento de nuestro cerebro (más información en este artículo, “La respiración y la Vida”); mejora nuestra motivación; y ayuda a sobrellevar la frustración. (Más información sobre “Los Beneficios Psicológicos del Deporte” en este artículo).

Por otro lado, la meditación es otra herramienta muy útil a la hora de combatir la ansiedad y el estrés continuado a los que esta situación nos expone. La meditación entrena nuestra capacidad atencional, nuestra concentración, mejora la calidad de nuestra respiración y ayuda a combatir las tensiones musculares, así como favorece el anclarnos en el presente, combatiendo de este modo la preocupación excesiva producida por la ansiedad, que podría traducirse de forma muy ilustrativa como exceso de futuro. (Más información en “Mindfulness: la plena consciencia”).

En la ansiedad generalizada, y en otros problemas de tipo ansiógeno, podemos encontrarnos muy a menudo con que las preocupaciones se traducen en pensamientos automáticos e intrusivos que no podemos apartar de nuestra mente y que se llegan a convertir de pesados compañeros que jamás nos abandonan. Además, el problema de este tipo de pensamientos es que los percibimos como reales sin cuestinárnolos siquiera. Para combatirlos, en psicología disponemos de una herramienta que por su simpleza y efectividad puede resultar de gran utilidad a la gente que padece de estas molestas intrusiones, el Registro de Pensamientos Automáticos (aquí puedes encontrar más información sobre él). Si bien es cierto que este tipo de situaciones suelen manifestarse cuando el problema se ha agudizado más allá de lo normal, un entrenamiento previo nos ayudará a reconocer mejor nuestras emociones y como las modulamos, dándonos un conocimiento más profundo de nosotros mismos y de la forma en la que procesamos la información que nos llega desde el exterior y, en ocasiones mucho más importante, de nuestro interior.

Pero si el problema se agudiza y nos vemos incapaces de lidiar con él, cuando se convierte en un impedimento para desarrollar una vida normal (tanto laboral, como social o estudiantil), entonces es el momento de pedir ayuda a un profesional que valore nuestra situación, nos escuche, comprenda por lo que estamos pasando y nos pueda dar la mejor respuesta y tratamiento a nuestra situación particular. En muchas ocasiones la ansiedad no llega sola, sino acompañada de otros problemas que necesitan ser resueltos para que esta desaparezca. Todos somos vulnerables, todos nos caemos y, a veces, necesitamos ayuda para levantarnos. Si te encuentras en un momento difícil, o alguien cercano a ti se encuentra en una situación parecida, pedir ayuda suele ser la respuesta más acertada y rápida para salir de estas desagradables situaciones. Recuerda que los humanos somos animales sociales, necesitamos la ayuda de los demás para sobrevivir.

2 comentarios:

  1. Muy interesante el artículo. Muchas veces no nos damos cuenta de lo acelerados que vamos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias. Ese es el gran pronblema que tiene esta sociedad. En realidad está cuarentena le ha servido a mucha gente para reflexionar y frenar un poco. Ahora, al volver a la normalidad, nos damos cuenta de que el mundo real puede ser muy estresante y exigente.

      Eliminar